Hay duetos creativos que se entienden sin palabras. El de Paloma Álvarez y Juanjo Mánez pertenece a esa categoría poco frecuente de alianzas que nacen de la intuición y se consolidan en el tiempo hasta convertirse en un lenguaje propio. Juntos forman Malne, una de las firmas más reconocibles de la moda española de autor, donde la elegancia se escribe con el pulso de la costura y el pensamiento contemporáneo.
Hoy, esa voz compartida vuelve a escena con Frida XXI, su última colección, que celebra la fuerza, la identidad y la belleza que trasciende épocas:
Dos trayectorias que se cruzan
Antes de encontrarse, cada uno había recorrido su propio camino.
Paloma Álvarez fue modelo internacional en Nueva York, donde trabajó con la agencia Wilhelmina. Aquellos años entre pasarelas y sesiones de moda le ofrecieron una comprensión privilegiada del cuerpo y la prenda: aprendió a leer la moda desde dentro, a entender cómo un tejido puede transformar la actitud de quien lo lleva.
Juanjo Mánez, por su parte, desarrolló su carrera como estilista y creador de imagen, construyendo narrativas visuales para diseñadores y revistas como Vogue o Elle.
Su primer proyecto conjunto, Fashion Stories, fue un laboratorio de ideas. A partir de 2002 comenzaron a trabajar codo a codo para diferentes marcas y editoriales, afinando una sintonía que pronto se convertiría en identidad. Aquella etapa sembró las bases de algo mayor: la necesidad de crear sin intermediarios, de encontrar su propio espacio.
El nacimiento de Malne

En 2016, decidieron dar el salto y fundar su propia firma. Así nació Malne, nombre que fusiona sus apellidos y simboliza la unión de dos sensibilidades complementarias.
El proyecto surgió como una respuesta al rumbo que había tomado el lujo global: marcas convertidas en emblemas industriales, series infinitas de las mismas prendas, una homogeneización que había vaciado de alma a la moda de alta gama.
Ellos apostaron por lo contrario: un atelier donde cada prenda volviera a ser un acto de creación. Su propósito era rescatar el oficio, la mirada del autor y la experiencia personal del lujo. Desde entonces, Malne se ha consolidado como una de las voces más singulares de la alta costura en Madrid: contemporánea, estructurada, femenina y profundamente emocional.
El diálogo creativo
El entendimiento entre ambos diseñadores es inmediato, casi invisible. Comparten una sensibilidad estética que no necesita explicación.
Mientras Paloma aporta claridad conceptual y una visión estratégica del diseño, Juanjo traduce esa energía en forma, volumen y movimiento.
El proceso creativo entre ambos no responde a un reparto de tareas sino a una conversación continua. Las ideas se prueban, se cruzan, se transforman. Cada colección es fruto de ese diálogo sin jerarquías, de esa confianza que solo se da entre quienes comparten una misma forma de mirar.
Filosofía y oficio
Desde su origen, Malne ha defendido una idea firme: el lujo auténtico es el que resiste al tiempo.
Sus prendas se confeccionan íntegramente en España, en series limitadas y con materiales de altísima calidad. En su atelier de Madrid, los bordados se realizan a mano, los tejidos se seleccionan uno a uno y el patronaje sigue procesos artesanales que exigen paciencia y precisión.
La suya es una moda ética, de proximidad y sin excedentes, una apuesta por el slow fashion en su sentido más profundo. “No somos el Zara de los ricos”, han dicho alguna vez, reivindicando un lujo que no busca el exceso, sino la permanencia.
En su universo, la sostenibilidad se traduce en durabilidad, y el respeto al oficio se convierte en el mayor gesto de modernidad.
Un estilo inconfundible

El ADN de Malne se reconoce al instante.
Sus siluetas combinan arquitectura y fluidez; las hombreras pagoda son ya un símbolo de la casa; los bordados tridimensionales y los tejidos pintados a mano expresan esa búsqueda constante entre fuerza y delicadeza.
Cada colección es una narrativa distinta.
En Nuda Veritas (2018), reinterpretaron a Klimt con un lenguaje propio de feminidad y vanguardia. Splendor (2022) fue un homenaje a la inmortalidad de la belleza y a la artesanía como huella humana. Y Metamorfosis (2023) propuso el cambio como principio vital: un renacimiento estético y emocional.
Sus desfiles en la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid se han convertido en pequeñas obras escénicas, donde la costura convive con la emoción pura.
Reconocimiento y presencia internacional
En menos de una década, Malne ha logrado posicionarse como una firma de referencia dentro de la alta costura española.
Han vestido a artistas internacionales como Kylie Minogue y a nombres emblemáticos de la sociedad española como Nieves Álvarez, Carmen Lomana, Mar Flores o Cristina Pardo.
Sus colecciones han viajado a Qatar, Singapur y otras capitales del lujo, manteniendo siempre la misma premisa: preservar el alma artesanal de la costura española.
El futuro: prêt-à-couture y herencia
Hoy, Paloma Álvarez y Juanjo Mánez miran al futuro con la misma serenidad con la que trabajan cada prenda. Su futuro pasa por el desarrollo de un prêt-à-couture, una línea que une lo cotidiano con la excelencia del atelier.
Buscan acercar la alta costura a la vida diaria, sin renunciar a la precisión, la durabilidad ni el arte que definen su sello.
En un momento en que la moda parece girar cada vez más rápido, ellos reivindican la pausa, la reflexión y la emoción. Porque, en su visión, la moda no es solo vestirse: es comprender el tiempo que habitamos, dejar una huella, construir belleza con sentido.
Epílogo: el arte de permanecer
La historia de Malne no es la de una marca, sino la de un encuentro. Dos creadores que, desde caminos distintos, han logrado construir una voz única dentro de la moda española.
Su trabajo no busca agradar, sino permanecer; no sigue tendencias, sino que las traduce en lenguaje propio.
En cada puntada, en cada corte, late la misma convicción que los unió: la moda, cuando nace del alma, es para siempre.







