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“Cada época ha modelado el cuerpo de la mujer según su propio ideal, pero solo el arte de la costura ha sabido liberarlo con belleza.”

La historia de la silueta femenina en la moda es, en realidad, la historia del cuerpo y de su representación cultural. Los historiadores de la moda estarían de acuerdo en que “la silueta es el canon estético que plasma el espíritu de una época, más allá de colores, tejidos o adornos”. En la moda femenina de alta costura, la silueta actúa como una escultura viva que refleja los ideales de belleza, el progreso social y la posición de la mujer en el mundo.

Desde los años veinte hasta hoy, la evolución de la moda femenina ha estado marcada por un diálogo entre estructura y libertad, entre la técnica y la emoción. Se puede decir, en palabras de la exposición “El cuerpo inventado”, que fueron cuatro grandes líneas —tubular, triangular, globular y anatómica— las que han delineado un siglo de historia, revelando cómo la forma ha sido siempre un manifiesto visual de identidad y emancipación.

Años de emancipación: la silueta tubular y la liberación del cuerpo (1920–1930)

La década de 1920 marcó un cambio profundo en la percepción de la moda femenina. La forma dominante fue la silueta tubular, una línea que simplificó el cuerpo, liberándolo de estructuras rígidas y ceñidas como el corsé.

Diseñadores como Coco Chanel y Madeleine Vionnet concretaron esta nueva vía: tejidos ligeros, cortes simples, prendas que caen sobre el cuerpo sin enfatizar la cintura. La moda de lujo femenina dejó de seguir un ideal decorativo para abrazar la movilidad, la naturalidad y la vida activa.

El renacimiento de la feminidad: Dior, Balenciaga y la silueta triangular (1940–1950)

Tras la Segunda Guerra Mundial, el estilo cambió de rumbo con una nueva idea de elegancia. La silueta dominada en este periodo fue la triangular —también llamada “en X”—, caracterizada por cintura ceñida, hombros marcados y falda amplia. Esta forma fue impulsada por Christian Dior en su icónica colección New Look de 1947.

Paralelamente, el gran maestro Cristóbal Balenciaga exploró la forma globular como vía alternativa, con volúmenes más amplios y cortes escultóricos que ganaron reconocimiento en la alta costura. La moda de lujo femenina encontró en este período no solo una forma, sino un ideal de feminidad que combinaba estructura, abundancia y sofisticación.

La experimentación voluminosa: la silueta globular y los grandes volúmenes (1950–1960)

Durante los años cincuenta y comienzos de los sesenta, la moda continuó explorando la forma con audacia. La silueta globular, asociada a Balenciaga y otros creadores que investigaron el volumen puro, representó una forma que envolvía y redefinía el cuerpo femenino. Las siluetas tubular, triangular, globular o anatómica pudieron convivir en el tiempo.

En este periodo, la alta costura femenina de lujo jugó con metros de tela, pliegues y formas que trascendían la simple prenda para convertirse en arquitectura corporal.

Exhibition Balenciaga and haute couture in Barcelona, proximidades y distancias. Antoni de Montpalau textile collection. Kippelboy, CC BY 3.0 <https://creativecommons.org/licenses/by/3.0>, via Wikimedia Commons

Geometría, juventud y visibilidad corporal: siluetas anatómicas y otros paradigmas (1960–hoy)

Desde los años sesenta hasta el presente, el recorrido de la silueta se diversifica radicalmente. El cuerpo se vuelve visible, las estructuras se cuestionan y la moda femenina entra en un diálogo con la cultura, la tecnología y la identidad. La última gran forma es la anatómica, aquella que revela el cuerpo real, sin corsé, sin estructura artificial.

Este periodo incluye hitos como la minifalda, el esmoquin femenino, la búsqueda del minimalismo y la fusión entre moda, tecnología y transparencia. Los diseñadores modernos interrogan lo visible, lo corporal y lo simbólico, y la moda de lujo femenina responde con siluetas que celebran tanto la forma como su significado.

Un siglo de moda femenina puede leerse a través de sus siluetas esenciales:

  • Tubular (1920–1930): símbolo de emancipación y libertad; el cuerpo se libera del corsé.
  • Triangular (1940–1950): feminidad exaltada del New Look; Dior redefine el ideal clásico.
  • Globular (1950–1960): vanguardia escultórica de Balenciaga; el cuerpo se envuelve en volumen arquitectónico.
  • Silueta de poder (1980): hombros marcados y estructura; el cuerpo se arma para conquistar espacios de influencia.
  • Anatómica (1960–hoy): visibilidad del cuerpo real; libertad, naturalidad y tecnología al servicio de la forma.

Cada una de estas líneas ha sido una metáfora visual de su tiempo. En ellas se reflejan los sueños, los límites y los avances de la mujer moderna: un cuerpo que, a lo largo de cien años, ha aprendido a vestirse de historia y de futuro al mismo tiempo.

Malne: reinterpretar la historia desde la modernidad

En Malne, la moda femenina de alta costura se concibe como un diálogo constante con la historia. Cada colección parte de una investigación sobre las formas que, a lo largo del siglo XX, han dado identidad al cuerpo femenino, reinterpretándolas desde una mirada contemporánea.

Las siluetas icónicas —tubular, triangular, globular y anatómica— no se repiten: se transforman. La aportación de Malne a esta evolución reside en la construcción de una nueva arquitectura del cuerpo femenino, definida por piezas que equilibran poder y fluidez.

El blazer super fit —ajustado al milímetro— redefine la silueta de poder con una feminidad precisa y audaz. Las hombreras pagoda y las mangas al bies estilizan el cuello, los brazos y los hombros, generando líneas que alargan la figura sin rigidez.

Las piezas de vestido camisero y pantalón palazzo, uno de nuestros best sellers, representan la libertad moderna: una forma que combina elegancia y comodidad, que acompaña el cuerpo sin dominarlo.

En Malne, el lujo no es ostentación, sino precisión. Cada prenda nace de un proceso artesanal que combina patronaje a mano alzada, manipulación textil y experimentación cromática. Así, la silueta femenina en la moda de lujo encuentra nueva vida: respetando la tradición, pero desafiándola con audacia, movimiento y verdad.

El legado transformador de la forma

La evolución de la moda femenina demuestra que la forma es el verdadero lenguaje del lujo. La silueta no solo viste, sino que revela el pensamiento de una época. Desde los años veinte hasta hoy, cada transformación ha sido reflejo del lugar que ocupa la mujer en el mundo.

En Malne, concebimos la moda como una escultura viva: una conversación entre historia e innovación, entre materia y espíritu. Porque toda silueta —cuando nace del arte y la artesanía— tiene el poder de transformar no solo el cuerpo, sino también la mirada del tiempo.

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